Hoy queremos hablar de algo ineludible en la vida de cualquier persona, de una necesidad que todos tenemos en algún momento de nuestra existencia. Hablamos de la obligación de acudir al dentista, algo primordial si queremos que nuestra salud bucodental (y, con ella, nuestro estado de salud general) sea óptima. Ya sea una caries, una infección, un asunto estético o una más que recomendable revisión periódica, no hay nada como ponerse en las mejores manos y olvidar por completo cualquier tipo de preocupación.
Por eso ahora, si necesitamos un dentista de confianza en Salamanca, lo tenemos muy fácil. Y no sólo eso: el equipo de la Clínica Dental Urbina, con más de 30 años de experiencia a sus espaldas, está especializado en todas las ramas de la salud bucodental y ofrece un trato personalizado y caracterizado por la cercanía y la amabilidad. Además, la primera visita y el presupuesto son totalmente gratuitos, de la misma manera que los estudios de implantología y ortodoncia. Y lo mejor es que los precios no tienen competencia en el mercado odontológico de hoy en día.
Orígenes del instrumental odontológico
Los instrumentos de odontología actuales gozan de unas prestaciones y de una constante evolución cualitativa gracias a los continuos avances tecnológicos existentes. Sin embargo, es algo que el ser humano lleva utilizando desde tiempos remotos, tanto por motivos de salud como por causas estéticas. Se sabe que allá por el año 2500 a. C. los etruscos y los fenicios ya utilizaban alambres a los que enganchaban las piezas dentales perdidas para así poder fijarlas a su boca. Después de mucho tiempo de avances paulatinos, durante el siglo XIX se producen una serie de adelantos que, aunque rudimentarios vistos de nuestra época, supusieron un gran impulso en la profesionalización y especialización de la odontología. La cubeta para impresión, las peras de goma, el aplicador de amalgama y el separador dental son algunos de los instrumentos que, utilizados hasta no hace tanto, datan de dicho período.
Nuestros dientes: tipos y utilidad
Las 32 piezas dentales que poseemos están divididas en 8 incisivos, 4 caninos, 8 premolares y 12 molares. Si nos fijamos, los propios nombres de los dientes ya nos indican claramente para qué fin están destinados. Los incisivos, que se encargan de cortar los alimentos, son quizá el tipo más importante entre todos y no sólo por lo relacionado con la estética, sino porque su pérdida puede llegar a acarrear una desfiguración bucal. Por su parte, los caninos tienen la función de desgarrar y son considerados las piezas dentales más sólidas de todas. Por último los premolares, caracterizados por tener dos cúspides, y los molares, con cuatro puntas, se encargan de moler la comida, algo muy importante para un correcto proceso digestivo.
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